Entrevistas

Lorena Barudi, exfiscal de Aysén: "Los Tribunales de Justicia tienen el deber de que esa sensación de impunidad no se encarne en la ciudadanía"

La abogada Lorena Barudi Labrín ejerció el cargo de fiscal durante 20 años en diferentes fiscalías, hasta que se le cruzó en su vida laboral el fiscal Carlos Palma, a quien denunció por acoso laboral. En conversación con DeNota, desmenuza el estado actual del poder judicial y se pregunta "¿cómo le devolvemos la confianza a nuestra gente?".

Rodrigo Campusano

Rodrigo Campusano

Aysén
Lorena Barudi, exfiscal de Aysén: "Los Tribunales de Justicia tienen el deber de que esa sensación de impunidad no se encarne en la ciudadanía"
Compartir: ¡Copiado!

Por Rodrigo Campusano

Periodista

 

¿Cómo evalúa el estado actual del Ministerio Público y el aparato judicial a 21 años de la reforma del sistema?

 

La verdad es que, como usted sabe, yo fui fiscal durante 20 años. A los inicios de la reforma nuestros superiores tenían la capacidad de dirigir el funcionamiento del Ministerio Público de acuerdo al mando constitucional. Tenemos un mandato que ha nombrado al Ministerio Público como un órgano autónomo. Y dedicado exclusivamente a hacer investigaciones penales. Piense en la persecución penal. Se supone que nos rigen dos principios esenciales: el de la imparcialidad y el de la objetividad. Imparcialidad en el sentido de que no podemos tener parte o intereses más allá de obtener verdad y acreditar los hechos punibles y la participación de los posibles involucrados. Por lo tanto, ese es nuestro norte y debe ser hoy en día. Debemos ser absolutamente imparciales. Y es un elemento muy importante porque según la Constitución somos los únicos llamados a ejercer la investigación penal pública.

 

Lo que estamos viendo hoy es algo muy peligroso. Creo que la imparcialidad se ha perdido y se da ido dejando de lado la objetividad. Este es un mandato. Y nos ordena ser objetivos. ¿Qué quiere decir eso? Que no solo tenemos que buscar los antecedentes necesarios para inculpar a una persona, sino que además tenemos que tener la capacidad necesaria para dilucidar algún elemento que pueda exculparlo de alguna participación en la comisión de un delito. Cuando un fiscal tiene la duda, tiene la obligación ética y de probidad de investigar todo lo que sea favorable para la persecución penal, pero también lo que sea favorable para la persona o sujeto o ciudadano que está siendo investigado por el Ministerio Público (MP). No es menor porque él MP tiene el poder punitivo del Estado en sus manos. Es todo el aparataje estatal que se mueve enfrente de un ciudadano. Por lo tanto los fiscales en sí mismos tienen mucho poder, pero ese poder se tiene que trabajar y tiene que ejercerse con principios básicos. Primero el principio básico de justicia, principio básico de ética, de probidad, de honorabilidad.  Por el poder que se tiene, porque enmcaso contrario el ciudadano queda en un estado de indefensión. Si bien existe la Defensoría Penal Pública, entra en funcionamiento cuando una persona ya está dentro del sistema. Pero, ¿qué pasa con las investigaciones desformalizadas o desjudicializadas? Es ahí donde los fiscales tienen de actuar con una ética y una probidad absoluta y basándose en los principios que nuestra Constitución Política nos manda, nuestro ordenamiento jurídico manda, nuestra ley orgánica manda y el código procesal penal manda.

 

La reforma procesal penal fue un gran avance en nuestro país siempre y cuando se ejerciera como corresponde. Si uno ve y analiza todos lo casos que han ido ocurriendo es algo muy peligroso para los ciudadanos, sino se tiene cautela, probidad. Si no se tiene cuidado en el ejercicio de ese poder  se desnaturaliza absolutamente el sentido de la justicia. Se usa y abusa de un poder para obtener un fin último, para un interés personal o interés político  o un interés de alguna otra naturaleza que nada tiene que ver con lo que es buscar la justicia y ajustado a derecho.

 

Nosotros los fiscales, perdone que hable de nosotros, se supone que tenemos que  investigar para obtener y sancionar a una persona que cometió un delito, pero para eso tenemos que tener certeza, claridad de que efectivamente se cometió ese delito. Y sobre todo tenemos que tener credibilidad, no solamente ante a la opinión publica, que es muy valioso, porque ellos recurren como víctimas al Ministerio Público, sino que también del punto de vista judicial. Los jueces fallan de acuerdo a lo que los fiscales les dicen, ellos no tienen acceso a las carpetas investigativas. Por eso la oralidad y la importancia de tener una probidad en el actuar porque con lo que uno dice convence a un juez. Pues si uno falta a la verdad u oculta información o tergiversa la información puede llevar a que un juez presente una medida cautelar que afecta directamente, eso es lo que yo veo desde fuera hoy en día, que no está velándose por parte del ministerio el funcionamiento de los fiscales; por el contrario, se están avalando ciertas prácticas que no deberían ser avaladas por nuestro ordenamiento jurídico, menos por tener un mandato constitucional. ¿Cómo se defiende la gente hoy en día?, ¿qué hacemos con los querellantes?, cuando los querellantes no tienen ninguna posibilidad de nada dentro del ejercicio de la acción penal pública, solo pueden ser la piedra en el zapato de los fiscales, pero si los fiscales no deciden hacerlo o dejan de hacer, o un defensor que le piden diligencia y no lo hace, le está diciendo ‘señor fiscal, mi representado tiene esta teoría del caso, comprobémosla’, y no lo hacen. ¿Y qué pasa en la justicia? ¿Y los jueces que hacen?

 

De tantos años trabajando en diferentes fiscalías del país y acá en Aysén, ¿cuáles diría usted que son las principales trabas que tiene este sistema que ha envejecido 20 años, que quizás no ha avanzado como se soñó en un inicio a comienzos de siglo?

 

Yo creo que las principales trabas están en la falta de control que existe,  las principales trabas son las directrices superiores, las políticas criminales y la forma de llevar las causas. Las principales trabas, a mi juicio, esto es muy personal, es la instrumentalización del Ministerio Público para obtener o no obtener resultados penales. Esa es una de las graves trabas que ha ido mermando la credibilidad del Ministerio Público frente a la ciudadanía. Y la credibilidad del Ministerio Público frente al poder judicial también.

 

¿Diría que la política ha ido permeando al poder judicial en estas décadas posdictadura y del 2000 en adelante?

 

Hubo un período en que hubo intenciones de la parte política de poder meterse o tratar de introducirse en el Ministerio Público, que no dieron resultado. Pero este último tiempo de acuerdo a todo lo que se ha visto, hoy en día tenemos causas emblemáticas, causas que todavía hay personas que ni siquiera han sido tocadas cuando hay antecedentes que a lo menos darían para abrir investigaciones en contra de ellos o a lo menos podrían investigar y tener, digamos, o llamados a declarar. Pero no han sido tocados y hay otras causas que quedan durmiendo, que no se mueven. Y eso lo sé yo porque tengo muchos amigos querellantes de la plaza que trabajan con querellas grandes y querellas bastante importantes, en donde quedan trabadas en los fiscales. No se mueven las causas. Lamentablemente cuando hay interés respecto de los sujetos contra quienes está dirigida la querella. Y eso es lo preocupante. Nosotros tenemos que tener claro que la justicia debe ser ciega, sorda y muda. La justicia opera sea quien sea el sujeto que ha cometido una infracción. No podemos parar una causa porque fulanito de tal es una persona y está involucrada. O no podemos investigar más una causa y extralimitarnos en nuestras garantías constitucionales como en el caso de la señora Cariola, que se extralimitaron sus garantías constitucionales tratando de incautar especies en un momento muy delicado de su vida para obtener un objetivo para después… no perseverar. Es muy delicado el poder que tiene el Ministerio Público. Es muy grande, pero tiene que ser ejercido con personas que tengan ética, probidad y que tengan un solo objetivo: colaborar con la justicia en nuestro país, ejercer la acción penal pública.

 

¿Le llama la atención por ejemplo que el caso Hermosilla con Chadwick  no avance y que aún no haya sido formalizado habiendo tantos antecedentes?

 

Obviamente que llama la atención. Todo el mundo sabe todo lo que está involucrado. La opinión pública lo sabe. ¡Cómo no lo va a saber el Ministerio Público que tiene todos los antecedentes! Recién ahora, por ejemplo, en el caso del señor Guerra, el fiscal, se está moviendo un poco, pero está trabado por una querella de capítulos, ¿querella de capítulos para una persona que ya no es fiscal? Entonces uno dice nosotros necesitamos, hoy la única forma de que nuestro país tenga justicia, que se haga justicia realmente porque si no estás nebulosas que ocurren, que aparecen de repente, es lo más dañino a un Estado de derecho. ¿Qué hacemos hoy en día?

 

Todo lo que ha ocurrido con el poder judicial, o sea, la verdad y por eso yo creo que en ese sentido las personas que tienen que hacer la pega, tienen que hacerla bien. No se pueden involucrar. El mismo fiscal nacional también, por Dios, si también está involucrado; hoy en día haberse reunido a días de haber asumido con Chadwick y compañía, o con Hermosilla. ¡Por Dios!, o sea, si a nosotros los fiscales adjuntos nos exigen una probidad tremenda, mayormente tenemos que tenerla de nuestros superiores, de nuestro guía. Y de los fiscales regionales. Hoy tenemos un fiscal regional en Aysen que está formalizado por develación de secreto en materia de drogas, un fiscal que estuvo ganando su sueldo, su sumario que se abrió hace miles de años nunca se movió hasta que él dejó su cargo.

 

¿Qué le dice a usted eso de los plazos excesivos en los sumarios, en general en en e Estado, pero también que ese freno exista en el mismo poder judicial, esta ralentización de los sumarios?

 

Yo creo que lamentablemente hoy dentro de toda esta política extraña que se ha generado al interior del Ministerio Público es una instrumentalización que se ha hecho, de las investigaciones administrativas, para usar el término más correcto. Las investigaciones administrativas se han ido utilizando de a poco y a medida que pasa el tiempo, como un instrumento para formular cargos, crear causas, incluso para ir sacando a ciertos fiscales antiguos o ir en contra de fiscales antiguos. Mientras que otros fiscales como el señor Carlos Palma, no pasó nada y ya no va a pasar nada porque ya no es fiscal regional y hay denuncias serias en contra de él, graves. Se ordenaron investigaciones, hay tráfico de influencias con un miembro de la Corte de Apelaciones de Coyhaique, donde aparecen dentro de los antecedentes mismos develados del caso Hermosilla. ¿Como uno le puede asegurar hoy en día a la ciudadanía de Aysén que la justicia es transparente, que es ciega sorda y muda, cuando se sabe que hay tráfico al interior de la justicia y no se hace nada al respecto?

 

¿Y cómo se le explica  a un chileno común y corriente que una persona como Hermosilla puede tener tal cantidad de poder, al nivel de algo tan importante como es el poder judicial en una democracia que quiere ser moderna?

 

Es una democracia moderna, pero no es una democracia completa, es una democracia que entró en un régimen democrático pero con ciertos niveles de negociación. Y todo eso lo sabemos. No es lo mismo que pasó en Argentina. En Argentina cuando entró la democracia, entró la democracia. Se sancionaron a los que se tenían que sancionar. Se buscó la reparación a la gente que se tenía que reparar. Se pidió perdón cuando se tenía que perdonar. Pero en nuestra democracia y todos los que sabemos como los que vivimos en esa época, fue una democracia negociada y cuando se entra una una democracia negociada, entran ciertos elementos que son los que van corrompiendo los sistemas, que se les permite negociar.

 

Es un negocio que se ha prolongado hasta hoy, esa democracia pactada…

 

Yo creo que con los militares no, bueno, uno nunca sabe, pero yo creo que sí cuando a un niño uno le dices no haga algo, pero a su vez lo hace el adulto, ¿qué piensa el niño? Lo mismo pasó con la democracia pactada. Para devolvernos la democracia, a pesar de que todo el pueblo dijo no, se pactó por miedo a la reacción de los militares, es una señal de que se pueden hacer ciertas cosas, como por ejemplo lo que ocurrió con Hermosilla. Lo que ocurrió con Hermosilla fue de a poco, se permeó porque era posible y ahí faltó un control real del poder. El poder económico hasta el día de hoy tiene un una influencia tremenda y lamentablemente no hubo ningún blindaje ni en el poder judicial ni el Ministerio Público ni en otras instituciones, sino que sencillamente el que tiene el poder hoy día y el que tiene el poder político asociado al poder económico porque no se pueden desvincular ambos poderes. Están asociados necesariamente. Es cosa de analizar las causas, los casos donde ha habido corrupción. No es el vecino que se va a robar a una casa un balón de gas, no, son personas que están metidas en grandes grandes casos que le han costado a Chile grandes sumas de dinero. Y ahí estamos.

 

Yo creo que es un análisis tal vez muy crítico el mío, pero es un análisis muy preocupante. O sea, no entiendo cómo no lo ven. Y esto no se lo planteo a usted yo solamente, alguna vez también se lo planteé incluso a don Jorge Abbott en una reunión, en los mismos términos, en una reunión ampliada al fiscal jefe, le dije lo que yo sentía todo el poder de los fiscales, que se tenía que tener una base ética muy grande, estamos hablando de añares atrás. ¿Y ahora qué pasa? ¿Cómo le devolvemos la confianza a nuestra gente? ¿Cómo le devolvemos la confianza a la justicia? La única forma es a través de una justicia real, transparente, humana, efectiva, eficaz, eficiente, pero absolutamente objetiva e imparcial. No hay ninguna otra forma.

 

Lo que dicen algunos, eso de que este juez se vendió, este fiscal se vendió. Antiguamente era impresentable decir eso. Hoy como que entra la duda. Qué quiere que le diga. Es como ¿será así?

 

Uno dentro de los tribunales tiene que cuidarse mucho. No cuidarse en el sentido de no hacer lo que tiene que hacer, porque obviamente la duda es lo peor que puede pasar. Ese manto de duda en la honorabilidad de las personas que ejercen la función, ya sea en forma directa como los Tribunales de Justicia, como el Ministerio Público, o indirecta que son los auxiliares de justicia, es esencial. Y eso es lo que tiene que volver a existir hoy en día.

 

¿Cuál fue su sensación profesional y ética tuvo cuando conoció o escuchó estos audios entre el que fuera el fiscal Carlos Palma y el abogado Luis Hermosilla?

 

Mire, yo soy una exfiscal que estoy peleando, que demandé al Ministerio Público a través de una tutela de garantías, una tutela laboral y también por despido injustificado después de 20 años. El señor Carlos Palma me sometió a un sumario absolutamente arbitrario, después tuve una denuncia por acoso laboral, yo contra las mismas personas que me sancionaron, entre ellos, Carlos Palma. Esto significó mi destitución. Entonces hoy día me pregunto algo muy importante: Durante 20 años nunca tuve ningún problema en ninguna parte, nunca cometí nada. Llegué aquí y bueno. Entonces digo yo que en este momento perdí mi posibilidad de ser fiscal. Yo amaba ser fiscal, se lo digo honestamente. Perdí en algún momento mi razón de ser, ahora me estoy reconstruyendo. Lo perdí por una persona que hoy en día está cuestionada absolutamente en cuanto a su credibilidad real. Estamos hablando de una falta de probidad real como una falta de honor, una falta de ética. Eso yo no lo sabía, lo vine a saber poco tiempo después con los audios. Entonces, obviamente mi situación fue muy fuerte para mí porque es una sensación de injusticia tremenda. ¿Cómo es posible que ellos, con qué calidad moral decidieron que yo no servía para el Ministerio Público? Cuando tenía una historia intachable y cuando tenía un rendimiento importante. Y más allá de lo mío, ¿qué pasa con todas las causas en la Fiscalía Regional de Aysen? Es una Fiscalia pequeña, pero tiene mucha gente a su alrededor, hay muchas personas por muy pequeña que sea. La población de la Región de Aysén es poca, pero se merece el mismo respeto, el mismo derecho a tener justicia de calidad. Y hoy con todo lo que está ocurriendo. Lo que ocurrió con Palma y que debería ocurrir también con su séquito si se investiga bien. ¡Cómo manipularon la justicia!, como pararon una causa y la activaron después de no sé cuántos años, cómo inculparon a otras personas por hechos muy similares, como le arruinaron la vida a la gente por cosas que no tenían ninguna relación con la función que tenían que ejercer. Entonces, obviamente el punto de vista es ético. Es el punto de vista que yo como abogada primero y yo como ciudadana, como persona, como abogada y mujer de derecho obviamente que es aberrante y, además, hoy en día más aberrante, y se lo voy a decir con todas sus letras, que el Consejo de Defensa del Estado lo siga defendiendo. En mi causa laboral el que representa a don Carlos Palma, porque no es al Ministerio Público porque por eso esta causa se vino a Coyhaique, porque ellos alegaron que el representante legal del Ministerio Público acá era Carlos Palma y era en Coyhaique, por lo tanto el que defiende a don Carlos Palma a brazo partido en contra mío y a su vez  es querellante en el caso de Hermosilla es el CDE. Yo también soy funcionaria pública y fui menoscabada en todos mis derechos. Mi acoso laboral fue nada más ni menos investigado que por el señor Crisosto (Cristián Crisosto Rifo) que es el fiscal regional de Magallanes, que en el fondo era como entregarle a alguien que nunca vio que hubo acoso porque para él no había acoso y nunca va a haber acoso porque él es una acosador laboral. Es un maltratador laboral y no lo digo yo, lo dicen las múltiples sentencias que existen en Punta Arenas en contra de él a nivel laboral.

 

Usted también recibió maltrato a gritos del señor Palma…

 

A gritos, sí, maltrato y todo eso fue denunciado por acoso laboral. Maltrato después de haber llegado a esta zona única y exclusivamente por decisión personal. Mi trayectoria fue en la (Fiscalía) Centro Norte y cuando llegue acá con un proyecto de vida para poder hacer mejor justicia, mi mandato era mejorar los números y mejorar la calidad de la justicia y se hizo. Pero parece que se hizo demasiado bien.

 

¿Qué cree que va a ocurrir con el exfiscal Carlos Palma?

 

Yo espero que haya justicia, soy de la idea de que toda persona que hace una conducta de esta naturaleza tiene que responder. Yo espero que sea sancionado conforme a derecho y que las otras causas que están pendientes por tráfico de influencias que no son menores, que la de Migueles es donde está clarísimo que faltó la verdad al propio fiscal nacional, cuando le envió un informe diciéndole que él no tenía nada que ver y resulta que después de haber borrado sus propios teléfonos, la información sale a raíz de los teléfonos del señor Vivanco que tenía las copias de los Whats App y ahí aparece él aceptando todo. Entonces, ¿de qué estamos hablando?

 

¿Qué sensación tiene ahora después de todo este tiempo? Justo en estos días hemos estado hablando del caso de Vivanco y aparentemente la corrupción entró por la puerta de la Corte Suprema de justicia y escaló a un nivel que parecía impensado cuando se creó este nuevo modelo de justicia.

 

Absolutamente, y es porque sencillamente yo creo que los problemas son a quienés escogen y quiénes escogen, cómo se escogen a las personas. Por ejemplo, el fiscal nacional que sea elegido por el Senado, necesariamente entra la política, que los supremos también sean nombrados ratificados por el Senado, también. Tiene que haber un equilibrio en los poderes de quiénes son los que deciden, no estoy diciendo que no sean, pero tienen que tener  contrapeso, porque es ingenuo pensar que el Senado no es una institución política, se elige políticamente, no es una ONG de buenas personas. Es política en su esencia. El problema es quién ejerce la política y como la usan y abusan de ella; cuando se abusa del poder como se ha abusado este último tiempo la consecuencia latural es lo que nos está ocurriendo, porque se sienten impunes y son los Tribunales de Justicia hoy en día los que tienen el deber de que esa sensación de impunidad no se encarne en la ciudadanía.

 

Yo por lo menos cuando trabajaba en la Centro-Norte y acá también uno le mentía una vez a un juez y se terminaban las confianzas porque la esencia del sistema es la confianza, es la palabra, la oralidad. Uno le dice algo al juez cuando ha demostrado que realmente lo que dice es verdad, que es, no tiene para qué mentir si aplicaran el principio de objetividad e imparcialidad. Cuando es no es no, cuando es sí es sí. Uno no puede acomodar las causas con un objetivo final externo a lo que es la justicia. No se acomodan las causas, se hace una buena investigación utilizando todos los instrumentos jurídicos que entrega el Código Procesal Penal, y obviamente va a tener un buen resultado, ya sea para continuar o para parar. Eso es justicia. Lo contrario es arbitrariedad o falta de probidad y falta de ética.

 

¿Tiene alguna esperanza en esta nueva autoridad, Hernán Libedinsky, que se ha hecho cargo de la Fiscalia de Aysén?

 

Yo espero que sí, tengo confianza, yo no tuve el gusto de conocerlo ni acá ni en otras circunstancias. Sé que viene de la Unidad de Anticorrupción. Espero que tenga la capacidad de visualizar lo que ocurre al interior de esa fiscalía, vea realmente y tenga la sabiduría de poder manejar bien las cosas al interior porque hay malas prácticas, hay malas prácticas que se implementaron obviamente desde la cabeza, si eso está claro. Si hay una cabeza que tiene malas prácticas en general, obviamente se bajan y se normalizan, el faltar a la verdad se normalizó. Si el mismo fiscal regional faltó la verdad.

 

¿Y permanecen personas de confianza de Palma al interior de la fiscalía?

 

Sí, que si no son dirigidos como corresponden van a seguir las malas prácticas. Yo creo que, por ejemplo, cosas mínimas. Yo nunca tomé declaración a imputados sin su abogado defensor, jamás, por un tema de garantías. Para eso tienen a los defensores. Una de las prácticas habituales era tomar declaraciones a los imputados, pero más encima con dos personas. Uno que era el bueno y el otro el malo. Yo lo conversé, “pero es más fácil, se saca más rápido”. No porque no corresponde. Una como fiscal tiene la obligación de garantizar, uno es un órgano del Estado, el artículo quinto nos obliga a darle las garantías constitucionales a todas las personas y a los imputados con mayor razón. Entre ellos, estar asesorados por su defensor al momento en que uno le tome declaración, aunque sea la primera diligencia, aunque sea la primera declaración. Entonces son prácticas que se llevan a cabo y te demoras más, pero no importa. A lo mejor no vas a querer obtener lo que quieres obtener en la declaración, no importa. Yo quiero tener la verdad. Quiero saber y si quiere colaborar conmigo, me colabora y se abrirá investigación y si tiene otra teoría, ahí están las garantías de la gente.

 

¿Y respecto de su caso particular tiene cifrada alguna esperanza?

 

Yo creo en la justicia a pesar de todo lo que ha pasado en mi causa. Creo en la justicia. Sigo siendo una mujer de derecho y sigo creyendo en la justicia. Creo que la prueba es contundente. Yo espero que se me repare, yo ya estoy mucho mejor obviamente. Estuve en el inframundo, como dije muchas veces. Yo vengo de una familia honorable, de honor y de principios muy claros.. Y cuando a mí se me trató como se me trató, fue mi historia la que fue maltratada, mi vida, mi historia, yo Lorena Barudi, así como fiscal, pero mi historia de vida, mi familia, de dónde vengo, quién soy yo. En ese sentido, mi honorabilidad, mi honor, porque la verdad es que todo lo que se dijo de mí, todo lo que quedó escrito, como se investigó y todo lo que se trató de hacer es absolutamente contrario a lo que soy yo; y también a las personas que me trataron de ayudar, también cómo los trataron. No me trataron de ayudar porque les caigo simpática, me trataron de ayudar diciendo la verdad o no permitiendo que les hicieran declarar cosas que no correspondían, pero hoy en día el poder cayó sobre las personas y están fuera de la fiscalía. Entonces obviamente, por eso digo, es una instrumentalización macabra, perversa. Que dañan y destruyen la vida de las personas. En ese sentido, yo tuve que rearmarme y me estoy rearmando, pero voy a cumplir 60 años. Yo tuve toda una vida como fiscal y pensé que me iba a retirar como fiscal y que iba a poder hacer otras cosas. Tengo que renovarme completamente, pero tengo que rearmarme desde adentro, desde mi honor y quiero que se me devuelva mi honor, que se me reconozca quien soy, quien fui, y yo creo en la justicia, no porque les vaya a caer bien o mal al juez, sino que creo fielmente en la justicia aún como único camino para resolver los conflictos. Eso es lo único que yo puedo decir y creo que si el universo existe -y el universo existe- el universo se va a encargar de poner las cosas en su lugar. Los equilibrios también existen.

Etiquetas: #Política
225 vistas